Para comenzar bien el día ... una bañadita en el lago no nos vino nada de mal y así aprovechar de lavar un par de calcetines y poleras que habiamos usado el dia anterior. Debido a la precariedad de la circunstancia el maestro del fuego comenzo a introducir en sus técnicas a su joven aprendiz, formando la fogata mas ahumada que pudimos apreciar, consagrando la tradicional fogata en el nunca bien ponderado "sellado de humo".
El dia estuvo flojo, en comparación al día anterior, junto al lago lo único que se movian eran las nubes, de manera que aprovechamos la tarde para recuperanos de semejante aventura y planear la cena.
A la mañana siguiente nos despedimos de forestin, riendonos de sus historias sobre turistas weones, que no caminan a tranco largo y pretenden pescar en un lago donde no hay peces. Esta véz la bajada nos tomo 5 horas, caminamos a ritmo de kari ... osea lento.
Ya en el camping de Hornopiren y como una forma de consagrar la aventura, decidimos tomarnos unos vacitos de vino junto a una fogatita casera.
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