12:00 y dejamos Hornopiren rumbo al parque. Sabiamos que la caminata sería dura, pero para eso estabamos.
Nos bajamos en el acerradero y acordamos que nos encontrariamos en este mismo lugar en dos dias más. Ahora no solo somos cuatro mosqueteros, otra pareja se nos une en la aventura (es una lástima no recordar hoy sus nombres) caminamos aproximadamente una hora bordeando el rio negro.
El punto sin retorno, ya nos habían hablado de él ... un murallón de piedras, deben ser fácilmente unos 100 metros, con el corazón en la garganta lo superamos sin mayores complicaciones, pero en ese mismo instante los seis sabiamos que esto era solo el comienzo.
El punto sin retorno, ya nos habían hablado de él ... un murallón de piedras, deben ser fácilmente unos 100 metros, con el corazón en la garganta lo superamos sin mayores complicaciones, pero en ese mismo instante los seis sabiamos que esto era solo el comienzo.
Llevamos casi 5 horas caminando ... lejos un golpe de estado a nuestra vida citadina, parecia que nunca encontrariamos el lago pero derrepente aparecio nuestro querido forestin (Luis Vargas) que nos dijo ... "les queda como una hora y media más hasta la entrada del parque y despues una hora más hasta el lago", dicho y hecho ... las siguientes tres horas fueron las más fuertes , entre anciedad y cansancio una combinacion perfecta despues de 8 horas que caminata ininterrumpida se asoma el bendito lago.
Armamos nuestras carpas y nos dedicamos a llenar el guche. El lago Pintos Concha nos daba las buenas noches y de alguna forma extraña nos llenaba de valor para las siguientes andanzas que se nos venian.
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